Powered By Blogger

lunes, 2 de mayo de 2011

Esclavos del sexo - Descargar


Esclavos del sexo

Satisfacción sexual…

Diez años como esclavo sexual en un burdel turco han hecho que Lord Valentin Sokorvsky tenga un insaciable apetito sexual. Ahora, le ha llegado la hora de casarse, pero encontrar a una mujer que pueda satisfacer sus lujuriosos deseos le supone un auténtico desafío... hasta que conoce a Sara y todo en lo que puede pensar es en tenerla debajo de su duro cuerpo, suplicándole que la saboree y la acaricie...

Sensual seducción…

Sara Harrison sabe que debería escandalizarse y asombrarse por los atrevidos avances de Lord Sokorvsky, pero en lugar de eso está secretamente excitada por ese hombre sensual y seductor. Y es que, debajo de su calma y finas maneras, yace una licenciosa mujer que anhela las íntimas caricias de un hombre, y está deseando ser educada en el arte de la sensualidad, para dar y recibir placer y sucumbir a un descabellado deseo que no conoce límites.

domingo, 1 de mayo de 2011

El necrofilico - Descargar



El necrofilico
Quizás ninguna otra novela haya tenido el planteamiento de su poesía tan concentrada como en este caso. En este reinado de la `poesía in extremis` es difícil substraerse a la impresión de una cierta sobriedad. Pero tal vez se trate tan sólo de una cuestión de grado hay en sus palabras, algo que tiene que ver esencialmente con la sensualidad. La asunción aberrante del sentido que esta novela posee, lleva consigo una suerte de insolencia esencial, que, aunque no percibida conscientemente determina el rechazo, la reacción adversa del lector no predispuesto, que la vive como una agresión.

Un anticuario, acostumbrado a vivir entre objetos vetustos, cuenta en forma de diario un año de sus sombríos encuentros con Henri, Suzanne, Teresse y otros seres anónimos. Son jóvenes o viejos, fáciles de poseer o rebeldes. Pero todos tienen algo en común: la misma piel cetrina todavía algo tersa, el mismo color de cera, los mismos ojos entornados, los mismos labios mudos, el mismo olor a polilla y el mismo sexo glacial. Porque es a los muertos a quien ama, a quienes desea. Goza de los encantos en putrefacción de cadáveres robados de sus sepulturas y adornados en la penumbra de una habitación cuyas cortinas permanecen siempre corridas.

Pero no es un ser solitario, también se relaciona con otros necrófilos y comparte con ellos sus impresiones acerca de sus gustos y vivencias. Pero el suyo es un placer peligroso, un juego prohibido, maldito. </a>